Una escalada sin precedentes en Medio Oriente: Entendiendo los ataques de Irán a Israel

En medio de un recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente, Irán lanzó un ataque directo contra Israel en respuesta al bombardeo del complejo de la embajada iraní en Damasco, Siria, que resultó en la muerte de un general de la Guardia Revolucionaria Iraní.

Este suceso marca la primera vez que Irán decide atacar directamente a Israel, intensificando las tensiones regionales hasta alcanzar un punto crítico y que podría desembocar en un conflicto más amplio. De ser así, posiblemente terminaría involucrando a múltiples países y actores, e incluso atrayendo la participación directa de los Estados Unidos en la región.

Los ataques terroristas perpetrados por Hamas el pasado 7 de octubre de 2023 terminaron socavando la frágil coexistencia entre Estados de la región. En respuesta, Israel lanzó un ataque con misiles contra Gaza, seguido de una incursión terrestre para neutralizar a los militantes  de Hamas. Esta incursión ha resultado  en más de 30.000 muertes, riesgo inminente de hambruna, desplazamientos masivos y la casi total destrucción de los principales centros urbanos gazatíes.

Como represalia, diversas fuerzas paramilitares comenzaron a atacar directamente a Israel. Grupos como Hezbollah, operando desde el Líbano, y los hutíes, operando desde Yemen, llevaron a cabo ataques recurrentes contra el territorio israelí. Estos grupos reciben apoyo directo del régimen iraní, que busca desestabilizar a Israel y la región a través de intermediarios. Estos ataques, aunque persistentes durante meses, nunca habían alcanzado un nivel de confrontación directa entre dos países.

Irán ha sido históricamente conocido por ser refugio y financiador de grupos terroristas e insurgentes en la región y a nivel mundial. Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán adoptó la forma de una república islámica, con el Líder Supremo encargado de supervisar las políticas generales del Estado. En lo que respecta a su policía exterior, tiene una visión revisionista del status quo en la región y pretensiones de hegemonía/liderazgo regional.

En este contexto, Israel se ha concentrado en destruir a Hamas y a quienes les brindan apoyo o financiamiento. Sin embargo, al no poder atacar directamente a Irán debido a las posibles repercusiones de una guerra regional, Israel ha optado por debilitar gradualmente a los intermediarios y eliminar a algunos miembros de la Guardia Revolucionaria Iraní. Estos ataques, precisos y efectivos, incluyeron el reciente ataque al complejo de la embajada iraní en Damasco, Siria, resultando en la muerte de líderes de la Guardia Revolucionaria Iraní. Irán consideró este ataque como una violación de su soberanía y se vio obligado a responder para reafirmar sus pretensiones de liderazgo regional.

Irán enfrentó serios desafíos al diseñar una respuesta a esta situación. Debió trazar una fina línea entre mantener su complicada posición interna, especialmente tras las recientes protestas contra el régimen, y evitar un conflicto directo con Estados Unidos, cuya capacidad militar supera ampliamente la de Irán. En su último intento de respuesta, Irán lanzó un ataque coordinado de más de 300 misiles y drones contra Israel. Sin embargo, la eficaz defensa de Israel, apoyada por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, logró interceptar el 99% de los proyectiles y drones, evitando mayores daños en el territorio israelí.

Es notable la ausencia de un ataque a gran escala orquestado por Hezbollah desde el Líbano. Aunque el grupo cuenta con una importante cantidad de armamentos y misiles capaces de infringir graves daños a las defensas israelíes, es posible que se haya evitado para no intensificar aún más el conflicto, ya que un ataque simultáneo desde múltiples frentes habría tenido consecuencias devastadoras.

De manera inesperada, países vecinos de Israel como Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos brindaron apoyo de inteligencia y permitieron el uso de su espacio aéreo para interceptar los misiles, respaldando así a Israel. Estos países, mayoritariamente musulmanes, podrían enfrentar problemas internos si apoyan abiertamente a Irán. Sin embargo, es incierto qué papel desempeñarán en caso de un escalonamiento del conflicto, aunque es poco probable que se opongan a Estados Unidos, especialmente en el caso de Arabia Saudita, cuya relación militar con EE. UU. es vital para su seguridad nacional.

Israel se ve ahora obligado a responder para evitar mostrar debilidad y para disuadir futuros ataques. Sin embargo, cualquier acción militar israelí podría desencadenar una nueva escalada en el conflicto. Es importante observar cómo reaccionará Arabia Saudita, especialmente después de haber restablecido recientemente relaciones diplomáticas con Israel e Irán. Aunque Arabia Saudita también busca una región libre de la influencia de Irán, enfrenta presiones internas y externas que podrían limitar su participación directa en el conflicto.

La situación en Medio Oriente continúa siendo volátil, con la posibilidad de una escalada del conflicto siempre latente y con posibles repercusiones a nivel global. El papel de Estados Unidos, los países vecinos y las acciones de Israel serán determinantes en los próximos desarrollos.

Ezequiel Emanuele

Ezequiel Emanuele

Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Córdoba, con un año de estudios enfocado en Estudios Orientales y Migratorios en la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid. Actualmente desempeña el rol de Analista de Riesgo Geopolítico con enfoque en África, Medio Oriente y Asia.

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